Problemas Con El Vicio De Fumar En El Mundo Espiritual. Qué Emociones Oculta El Tabaco? Qué Se Esconde Detrás Del Hábito De Fumar?


En el mundo espiritual sufren todos aquellos que abusaron de las cosas del mundo carnal podríamos decir que no son “señores” sino “esclavos” de sus vicios. El uso moderado de la bebida y el cigarrillo es lo que estigmatiza a los desencarnados después de la muerte, los que fuman,son “fumados” y los que beben, son “bebidos”.

Considerando que los espíritus desencarnados son las entida­des que anteriormente se movían por la tierra, a través de sus cuerpos materiales, es obvio que de “este lado” viven las mismas especies de la fauna humana terrícola. En consecuencia, también es grande el número de espíritus de “ex fumadores” , no teniendo el cuerpo carnal, siguen aferrados al vicio, aton­tados y sin poder ingerir el humo irritante, como lo hacían con el cuerpo físico. Y como el deseo no es propio del cuerpo físico, sino del espíritu inmortal, los vicios del Más Allá necesitan de un puente vivo y dinámico para ligarse al objeto de su vicio, inexistente en el mundo espiritual. Siendo así, los más sedientos viven tratando de conseguir otros viciosos en el mundo-tierra, que les puedan satisfacer la angustia provocada por el vicio. Tratan de tener a su alcance verdaderos “cigarros vivos” para saciar el vicio, así como lo hacen los alcohólicos sin cuerpo físico, que buscan a los “vasos vivientes” para beber en una simbiosis mediúmnica afín.

El individuo que pierde su dominio mental y se esclaviza ante el vicio de fumar, es un candidato en potencia para otras embestidas peligrosas, en su psiquismo vulnerable. Ni bien decae en su seguridad moral y pierde el equilibrio espiritual en el mundo donde vive, permite la oportunidad dé abrir una brecha para la interferencia posesiva de algún espíritu desencar­nado y sediento de satisfacer igual vicio. Obviamente, a quien no puede liberarse de una práctica nociva, como es el vicio de fumar, le ha de ser casi imposible apartarse de una “voluntad oculta”, como es la impuesta por el espíritu liberado en el Más Allá, que goza de la libertad de accionar invisiblemente.

Nota
Varias veces he presenciado ese torpe vampirismo fluídico. Cierta vez me encon­traba en la puerta de un café, cuando observo a dos personas discutiendo acaloradamente por cuestiones personales. De pronto, en mi vi­dencia percibo ligado a uno de los contenedores a un espíritu repulsivo, de fisonomía vampírica, que acompañaba los movimientos de ambos contrincan­tes, pues se movía sediento y absorbía los fluidos del puro que uno de ellos tenía en la boca. El que fumaba y por efecto de la discusión arrojó el medio puro al suelo; entonces, el espíritu se puso tan furioso, que daba golpes en la cara del obsesionado, por haberse desprendido del medio puro, todavía útil para sus macabros deseos. El sujeto que tiró el medio puro, y que funcionaba como un verdadero “cigarrillo vivo”, no acusaba los golpes que el espíritu le daba en el rostro, sin embargo se llevaba la mano a la garganta en señal de tener una sensación incómoda.

Conclusión

La muerte no es un baño milagroso, dado que no transforma diablos en santos, anal­fabetos en sabios o viciados en espíritus sanos.Todo continua igual en una dimensión paralela.

QUÉ EMOCIONES OCULTA EL TABACO?

El cigarrillo está vinculado a los pulmones, símbolo de vida, libertad y autonomía, comunicación entre yo y el universo. Está considerado como una forma de protección, un “velo” que me permite ocultar ciertas angustias profundas. Creo protegerme por esta pantalla de humo que me rodea y que me impide ver la verdad.

Inconscientemente, el cigarrillo colma también necesidades pendientes de la infancia, primeras tomas de pecho, calor, amor, afecto de la madre. Enciendo un cigarrillo sin pensar en ello, es una costumbre, un gesto automático, una manía que se ha hecho muy importante para mí. Necesito equilibrar en más o en menos mi nerviosidad, mi excitabilidad nerviosa. Quiero encontrar “la paz de mi madre”, la seguridad de ésta.

Si fumo, es porque huyo una situación demasiado desagradable, mi familia, mi vida. Este humo hace que mis decisiones estén aún más nebulosas.

El cigarrillo aumenta el ritmo cardíaco y actúa a título de estimulante.

¿Cuáles son las decisiones que no consigo tomar y que me hacen la vida sosa?

Identifico mis necesidades auténticas. Acepto comunicar más y de un modo más fácil. Si quiero dejar de fumar, sería bueno que hallara la causa emocional a la cual está vinculada esta costumbre, lo cual facilitará mucho el cese. Entonces veré más claramente lo que realmente quiero en la vida y mis necesidades estarán colmadas en armonía con mi ser auténtico.

Fuente: El gran diccionario de las dolencias y enfermedades. Jacques Martel

QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DEL HÁBITO DE FUMAR?

Fumar no es exactamente un placer para los sentidos. La primera vez que una persona se expone al cigarrillo, lo usual es que no viva una experiencia agradable. El tabaco tiene un olor fuerte e irritante. Cuando se aspira hay ardor y sensación de ahogo. Aún así, muchos se enganchan a este hábito y después les resulta casi imposible dejarlo.

La nicotina es la sustancia responsable de la adicción al cigarrillo. Ese compuesto es un alcaloide que genera dependencia. Después de inhalada, tarda unos 10 segundos en llegar al cerebro. Allí estimula la producción de dopamina, pero a largo plazo produce la liberación de una cantidad que sacia menos. Por lo tanto, se necesita de mayores dosis para que la nicotina vuelva a producir sus efectos.

«Un cigarrillo define al fumador, como el poema al poeta«.

-Richard Klein-

A diferencia de otras drogas, la nicotina no produce cambios radicales en el comportamiento. Así mismo, diversos estudios han podido establecer que en la adicción a fumar también influyen poderosos factores psicológicos. A este hábito se le considera un “refuerzo conductual” más que una dependencia estrictamente física.

Las razones por las que se empieza a fumar
Es muy frecuente que las personas comiencen a fumar durante la adolescencia. Esto no es gratuito. Tanto el tabaco como el alcohol son dos psicoactivos legales, de fácil adquisición y relativamente baratos. Se trata de un hábito usualmente prohibido por padres y maestros. Eso es justo lo que atrae a muchos jóvenes.

En un estudio llevado a cabo por Scientific Psychic se encontró que estas son las principales razones por las cuales la gente comienza a fumar:

Desafiar al mundo adulto o los entornos restrictivos.
Adaptarse a un círculo social.
Demostrar que uno ya no es un niño.
Reafirmar la independencia.
Imitar a personas admiradas que fuman.
Para bajar de peso.
En últimas, en el acto de fumar hay un fuerte componente psicosocial. Lo usual es que los adolescentes se presenten ante los demás fumando y no que mantengan este hábito en solitario. Muchos de ellos abandonan el cigarrillo, pero también otro gran grupo queda enganchado en las redes de la nicotina.

Aspirar, inspirar y expirar

En el acto de fumar también están involucrados varios aspectos inconscientes. En el psicoanálisis se habla de la adicción al cigarrillo como la expresión de un síntoma oral. Representa una regresión a una fase infantil de la vida.

Estudiosos del tema como Coderch indican que es un hábito propio de personas con madres sobreprotectoras que apaciguaban al niño gratificando oralmente. En otras palabras, calmaban su ansiedad dándoles algo de comer que les resultara agradable.

Muchas personas dicen que sienten ganas de fumar cuando están angustiadas. Según ellos, el cigarrillo los tranquiliza. Algunos autores sugieren que al aspirar el humo, literalmente, lo que hacen es tragarse sus aspiraciones. En ese sentido, fumar sería una respuesta ante la frustración. Simbólicamente contribuye a inhibir deseos.

En esta misma línea se ha afirmado que al fumar lo que se busca, simbólicamente, es inspiración. La falta de ideas, o de recursos, para solucionar una situación, lleva inconscientemente a fumar. Es un acto que representa el anhelo de inspirarse, sin lograrlo.

Lo que arde y luego se hace cenizas
Para muchas culturas ancestrales el tabaco es una planta sagrada. Intuitivamente saben que es un elemento con efectos positivos sobre el cerebro. Se ha comprobado que estimula la memoria, incrementa la velocidad del pensamiento y estabiliza el estado de ánimo.

La diferencia de esas culturas con las nuestras es que en ellas ninguna sustancia psicoactiva cae dentro de la lógica consumista. Hay momentos y lugares para el tabaco, como los hay para la hoja de coca y otras plantas similares. Es usual que formen parte de rituales colectivos y bien definidos. Ellos hacen uso de esas plantas para volverse más sabios, en cambio los occidentales se vuelven más «tontos» cuando las utilizan.

Dice una vieja máxima que “donde hay humo, hay fuego”. Esto puede aplicarse a quienes tienen el hábito de fumar. Viven incorporando y deshaciéndose de humo, al tiempo que el tabaco arde y se vuelve ceniza.

Los adictos a fumar llevan algo que arde dentro de sí mismos. Su respuesta es ponerlo afuera, en la espigada figura de un cigarrillo y dejar que se consuma. Algo es cierto: está probado que cuando desaparecen las motivaciones psicológicas para fumar, la adicción a la nicotina se supera con relativa facilidad. Hay que pensar en eso.

Fuente: La mente es Maravillosa